martes, febrero 20, 2007

COMO UN PARACAÍDAS

Ya hay cisnes que carraspean obedientes
antes del último canto,
y la ciudad,
siempre insomne y tan desordenada,
empieza a morder sus propias calles
con el savoir-faire de un masoquista.
Mis párpados se llenan de escarcha,
borrando el mundo como un parabrisas,
y se abre de piernas el buzón de los sueños
para dejar paso a las estrellas.
Voy cayendo en la noche
como la nieve de un 4 de diciembre:
sólo espero que por la mañana,
cuando todos finjan que no te conocieron
mis ojos se abran como un paracaídas.